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Dado que la cultura nos da la capacidad de reflexionar sobre sí mismos, con motivo del día de la madre también podemos hacer de este un espacio para reflexionar sobre Tierra, para que nos preguntemos sobre la problemática de la salud del suelo cuya fertilidad hemos comprometido, por la pérdida de la calidad y reducción de la disponibilidad del agua potable, por la muerte de los ecosistemas nocturnos y la polución del aire en los entornos citadinos, entre otras barbaridades con las cuales afectamos nuestro propio hogar en nombre del progreso.
Pero igualmente, con la destrucción de los bosques y de los humedales en zonas de páramo y en los valles de nuestros ríos, hemos devastado otros hogares y condenado a desaparecer multitud de especies, para agotar la biodiversidad como máximo expresión de la fuerza creativa de la naturaleza, la misma que le da soporte a este medio paranatural que caracteriza una “civilización” donde nos definimos como seres específicamente “humanos”, obra de una sociedad supuestamente responsable y creativa.
Mientras persista esa vocación suicida propia de la estupidez humana que no reconoce los límites de su acción transformadora ni la fragilidad de la madre tierra, mientras no discernamos los valores y efectuemos opciones que permitan reconocer la necesaria austeridad en los hábitos de consumo para prevenir las falales consecuencias del modelo de desarrollo, tampoco podremos considerarnos seres racionales, críticos y éticamente comprometidos.
Editorial de la Circular RAC 562: la fragilidad de la madre Tierra
Por considerarlo de interés para nuestros lectores, replicamos el editorial escrito por el profesor Gonzalo Duque Escobar aparecido en la Circular 562 de la RAC, enviada el 9 de mayo de 2010 por el maestro Antonio Bernal González. |
Apreciados amigos de la astronomía:
Dado que la cultura nos da la capacidad de reflexionar sobre sí mismos, con motivo del día de la madre también podemos hacer de este un espacio para reflexionar sobre Tierra, para que nos preguntemos sobre la problemática de la salud del suelo cuya fertilidad hemos comprometido, por la pérdida de la calidad y reducción de la disponibilidad del agua potable, por la muerte de los ecosistemas nocturnos y la polución del aire en los entornos citadinos, entre otras barbaridades con las cuales afectamos nuestro propio hogar en nombre del progreso.
Pero igualmente, con la destrucción de los bosques y de los humedales en zonas de páramo y en los valles de nuestros ríos, hemos devastado otros hogares y condenado a desaparecer multitud de especies, para agotar la biodiversidad como máximo expresión de la fuerza creativa de la naturaleza, la misma que le da soporte a este medio paranatural que caracteriza una “civilización” donde nos definimos como seres específicamente “humanos”, obra de una sociedad supuestamente responsable y creativa.
Mientras persista esa vocación suicida propia de la estupidez humana que no reconoce los límites de su acción transformadora ni la fragilidad de la madre tierra, mientras no discernamos los valores y efectuemos opciones que permitan reconocer la necesaria austeridad en los hábitos de consumo para prevenir las falales consecuencias del modelo de desarrollo, tampoco podremos considerarnos seres racionales, críticos y éticamente comprometidos.
Desde el OAM, Gonzalo Duque-Escobar
http://www.manizales.unal.edu.co/oam_manizales/
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Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay mas allá.
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